El pasado viernes (este post no esta dedicado a un pick), viví un cúmulo de sensaciones viendo la velada celebrada en Gillingham con ese espectacular campeonato birtánico del peso superwélter, al que me referí, entre Prince Arron y Sam Webb, en lo que resultó una emocionantísima batalla con varios giros en su guión... de las varias lecciones que se pueden tomar destacaría dos: la primera, que nunca hay que confiarse, sobraban esas sonrisas de Webb al verse tan superior, cuando era dueño y señor del combate anotándose, como quién dice sin despeinarse, los cuatro primeros rounds. Y la segunda, a un rival hay que finiquitarlo cuando se tiene la ocasión de hacerlo; a puntísimo estuvo Arron de tener que lamentarse de no haberle dado la puntilla al entonces campeón en el quinto round.
Pero la sensación que tenía cuando empezé a ver esa pelea era de indignación, debido al combate anterior. Siempre digo y diré que las peleas hay que verlas y sacar una propia conclusión, que los números son los que son pero a veces no se corresponden con lo ocurrido en el ring... si nos fijamos en sendos currículums veremos que, tras "lo del viernes", Tom Dallas cuenta con un récord inmaculado de quince victorias por cero derrotas, mientras que Zack Page presenta un historial con treinta y cinco derrotas. Dicho esto, lanzo la pregunta retórica ¿que más dan treinta y cuatro derrotas que trenta y cinco? Lo que yo ví el viernes fue a un gigantón, Tom Dallas, lentísimo, rígido, sin dominar la distancia, con un jab de tercera división... persiguiendo por el entarimado a un hombre pequeño (en comparación a él), pero atlético, con desplazamiento por el ring, capacidad para sacar manos que entraban nítidamente en la guardia contraria, sin malgastar energías... al final el referee le daba la victoria 78 a 76 a Dallas, con la pitada del respetable y es que ¿como se podían ver ahí cinco rounds de ocho favorables al púgil británico?
Resulta que Tom Dallas, de 26 años, es uno de los prospectos del poderoso promotor Frank Maloney y seguramente perder su invicto representaría económicamente un varapalo, mientras que el veterano de 38 años, Zack Page, es un púgil que aparece en las carteleras como púgil adecuado para mejorar el récord de su oposición de turno. Ciertamente, ese combate "lo tenía que ganar Tom Dallas"; si se me pemite la ironia diré que a Page le pagaron para que perdiese pero Dallas resultó tener una noche tan mala que hizó falta que el referee pusiese las cosas en su sitio. Las reglas británicas, en combates a menos de doce capítulos, implican que el propio árbitro de ring es quién puntua la pelea y a ello debo agarrarme para creer en la honestidad del referee (no tiene que ser fácil realizar dos tareas a la vez).
El caso es que las tres jóvenes torres humanas británicas del peso pesado, David Price, Tyson Fury y el mencionado Tom Dallas siguen contando sus apariciones por victorias pero a ojos de quién escribe dos de ellos (Fury debió perder en su primera pelea con John McDermott), ya no deberían de gozar de la condición de invictos. Claro que, rizando el rizo y volviendo a que las peleas hay que verlas, tampoco he visto todos los combates de Price (quién, precisamente, el mes que viene se enfrenta a McDermott).
Pero bien, aquí siempre trataré de dar una visión positiva del boxeo y acabaré indicando que el próximo sábado se celebra una velada de auténtico lujo en el O2 Arena de Londres, con un campeonato británico del supermedio, entre George Groves y James DeGale, al que creo que hay que situar como uno de los mejores combates que se puedan ver hoy en día (no ya solo en Gran Bretaña) y un mundial del semipesado, con Nathan Cleverly y Juergen Braehmer de protagonistas, que no debería de dejar indiferentes a los amantes de este deporte.
En la image, Zack Page, antes de empezar su combate con Manuel Charr.
Pero la sensación que tenía cuando empezé a ver esa pelea era de indignación, debido al combate anterior. Siempre digo y diré que las peleas hay que verlas y sacar una propia conclusión, que los números son los que son pero a veces no se corresponden con lo ocurrido en el ring... si nos fijamos en sendos currículums veremos que, tras "lo del viernes", Tom Dallas cuenta con un récord inmaculado de quince victorias por cero derrotas, mientras que Zack Page presenta un historial con treinta y cinco derrotas. Dicho esto, lanzo la pregunta retórica ¿que más dan treinta y cuatro derrotas que trenta y cinco? Lo que yo ví el viernes fue a un gigantón, Tom Dallas, lentísimo, rígido, sin dominar la distancia, con un jab de tercera división... persiguiendo por el entarimado a un hombre pequeño (en comparación a él), pero atlético, con desplazamiento por el ring, capacidad para sacar manos que entraban nítidamente en la guardia contraria, sin malgastar energías... al final el referee le daba la victoria 78 a 76 a Dallas, con la pitada del respetable y es que ¿como se podían ver ahí cinco rounds de ocho favorables al púgil británico?
Resulta que Tom Dallas, de 26 años, es uno de los prospectos del poderoso promotor Frank Maloney y seguramente perder su invicto representaría económicamente un varapalo, mientras que el veterano de 38 años, Zack Page, es un púgil que aparece en las carteleras como púgil adecuado para mejorar el récord de su oposición de turno. Ciertamente, ese combate "lo tenía que ganar Tom Dallas"; si se me pemite la ironia diré que a Page le pagaron para que perdiese pero Dallas resultó tener una noche tan mala que hizó falta que el referee pusiese las cosas en su sitio. Las reglas británicas, en combates a menos de doce capítulos, implican que el propio árbitro de ring es quién puntua la pelea y a ello debo agarrarme para creer en la honestidad del referee (no tiene que ser fácil realizar dos tareas a la vez).
El caso es que las tres jóvenes torres humanas británicas del peso pesado, David Price, Tyson Fury y el mencionado Tom Dallas siguen contando sus apariciones por victorias pero a ojos de quién escribe dos de ellos (Fury debió perder en su primera pelea con John McDermott), ya no deberían de gozar de la condición de invictos. Claro que, rizando el rizo y volviendo a que las peleas hay que verlas, tampoco he visto todos los combates de Price (quién, precisamente, el mes que viene se enfrenta a McDermott).
Pero bien, aquí siempre trataré de dar una visión positiva del boxeo y acabaré indicando que el próximo sábado se celebra una velada de auténtico lujo en el O2 Arena de Londres, con un campeonato británico del supermedio, entre George Groves y James DeGale, al que creo que hay que situar como uno de los mejores combates que se puedan ver hoy en día (no ya solo en Gran Bretaña) y un mundial del semipesado, con Nathan Cleverly y Juergen Braehmer de protagonistas, que no debería de dejar indiferentes a los amantes de este deporte.
En la image, Zack Page, antes de empezar su combate con Manuel Charr.