Siempre edito las entradas del blog, indicando el resultado del combate al que habia dedicado la entrada correspondiente...a ese resultado, a veces, añado una mínima pincelada de que me ha parecido el combate o sobre un determinado lance del mismo...no entra en mi forma de proceder el dedicar entradas a comentar veladas que acabo de ver: para ello ya tenemos a "cronistas" que lo hacen infinitamente mejor a como lo haría yo (magistral el post de Luigi sobre la victoria de Marcos Maidana ante Victor Ortiz), además que mi mejor consejo siempre será ver los combates, disfrutarlos y sacar una impresión propia.
Pero, esta vez, haré una especie de excepción porque quiero que quede constancia escrita en el blog de las impresiones que saqué ayer de la velada de Le Cannet (Francia). Una velada que, seguramente, pasará desapercibida ante todo lo que ha ofrecido el panorama boxístico este fin de semana, además la difusión del boxeo des de Francia esta a años luz de la que goza en Alemania, Reino Unido...
El primer combate era la revancha en el peso crucero entre los púgiles franceses Jean Marc Monrose y Steve Herelius. Fue un combate que des del punto de vista "técnico" no se puede enseñar en ningún lado pero que derramó emoción a raudales. En el primer asalto, ambos púgiles plantaron sus pies en la lona y "de aquí no me muevo" y empezaron a repartir golpes parecía un típico último asalto en los que los boxeadores salen a tirar todo lo que les queda...pero era el primero. Y así fue el segundo capítulo, y el tercero...tremenda mandíbula la que hay que tener para soportar esos ganchos. Las cabezas de los púgiles no se separaban más de un palmo la una de la otra...lo que llevaba a encontronazos con Monrose llevándose la peor parte. Su cara era la prueba de la guerra abierta que se disputaba encima del cuadrilátero. Despues Herelius, vió que aunque la iba ganando esa guerra no iba con él...trató de mantener a distancia a su oponente des de su guardia zurda...y vimos la tremenda imagen de un Monrose apartando la sangre de sus ojos para divisar a su presa...la guerra terminó en el sexto capítulo; el árbitro (con la camisa manchada de sangre) decretó, tras consulta al médico, que debía de irse a la decisión técnica. Ahí ganó, justamente, Herelius...pero yo me quedo con que ví el combate más caliente que haya visto entre púgiles franceses.
El segundo combate que nos ofrecieron, fue totalmente diferente al anterior. Un combate "delicatessen", con un final memorable. Enfrentaba a Gennady Martirosyan con Hassan N'Dam en el peso medio...decía en mi previo al combate que a Martirosyan le faltaría una marcha para aguantar el ritmo de N'Dam. Y la verdad es que N'Dam convirtió el ring en una pista de baile, que manera de moverse...para Martirosyan el centro del ring, y N'Dam bailándole, pegado a las cuerdas, dando vueltas al ring, soltando sus manos, innumerables golpes llegó a fallar Martirosyan, simplemente cuando su golpe llegaba su presa ya se habia ido,...y cortarle la salida fue imposible. Incluso en un lance el propio árbitro tuvo que afanarse a correr de espaldas, sorprendido por el canbio de dirección de Hassan. Y en el último asalto, la rúbrica a la exhibición...Hassan en la esquina, paso adelante de Martirosyan que tira la derecha...una derecha que nunca llega a su destino pues N'Dam coloca una colosal mano izquierda que deja postrado a su oponente enmedio del ring. Menuda coordinación hace falta para hacer eso...espectacular KO a modo de traca final de la velada.
Dos combate radicalmente diferentes...pero que no me dejaron para nada indiferente (perdón por el juego de palabras).
Pero, esta vez, haré una especie de excepción porque quiero que quede constancia escrita en el blog de las impresiones que saqué ayer de la velada de Le Cannet (Francia). Una velada que, seguramente, pasará desapercibida ante todo lo que ha ofrecido el panorama boxístico este fin de semana, además la difusión del boxeo des de Francia esta a años luz de la que goza en Alemania, Reino Unido...
El primer combate era la revancha en el peso crucero entre los púgiles franceses Jean Marc Monrose y Steve Herelius. Fue un combate que des del punto de vista "técnico" no se puede enseñar en ningún lado pero que derramó emoción a raudales. En el primer asalto, ambos púgiles plantaron sus pies en la lona y "de aquí no me muevo" y empezaron a repartir golpes parecía un típico último asalto en los que los boxeadores salen a tirar todo lo que les queda...pero era el primero. Y así fue el segundo capítulo, y el tercero...tremenda mandíbula la que hay que tener para soportar esos ganchos. Las cabezas de los púgiles no se separaban más de un palmo la una de la otra...lo que llevaba a encontronazos con Monrose llevándose la peor parte. Su cara era la prueba de la guerra abierta que se disputaba encima del cuadrilátero. Despues Herelius, vió que aunque la iba ganando esa guerra no iba con él...trató de mantener a distancia a su oponente des de su guardia zurda...y vimos la tremenda imagen de un Monrose apartando la sangre de sus ojos para divisar a su presa...la guerra terminó en el sexto capítulo; el árbitro (con la camisa manchada de sangre) decretó, tras consulta al médico, que debía de irse a la decisión técnica. Ahí ganó, justamente, Herelius...pero yo me quedo con que ví el combate más caliente que haya visto entre púgiles franceses.
El segundo combate que nos ofrecieron, fue totalmente diferente al anterior. Un combate "delicatessen", con un final memorable. Enfrentaba a Gennady Martirosyan con Hassan N'Dam en el peso medio...decía en mi previo al combate que a Martirosyan le faltaría una marcha para aguantar el ritmo de N'Dam. Y la verdad es que N'Dam convirtió el ring en una pista de baile, que manera de moverse...para Martirosyan el centro del ring, y N'Dam bailándole, pegado a las cuerdas, dando vueltas al ring, soltando sus manos, innumerables golpes llegó a fallar Martirosyan, simplemente cuando su golpe llegaba su presa ya se habia ido,...y cortarle la salida fue imposible. Incluso en un lance el propio árbitro tuvo que afanarse a correr de espaldas, sorprendido por el canbio de dirección de Hassan. Y en el último asalto, la rúbrica a la exhibición...Hassan en la esquina, paso adelante de Martirosyan que tira la derecha...una derecha que nunca llega a su destino pues N'Dam coloca una colosal mano izquierda que deja postrado a su oponente enmedio del ring. Menuda coordinación hace falta para hacer eso...espectacular KO a modo de traca final de la velada.
Dos combate radicalmente diferentes...pero que no me dejaron para nada indiferente (perdón por el juego de palabras).
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